viernes, 18 de septiembre de 2009

La Frazada de Loco


(Cinco años antes del ultimo post)


Durante el segundo otoño de universidad, mi madre me regalo un saco de alpaca, no era horrible como todos los que había visto por ahí, esos de colores claros que tenían bordado un cóndor en la espalda, nada de eso, era diferente, era una obra maestra que me cobijó durante las más frías y desoladas noches de lima y me acompañaria soportando los más duros tratos.

Calzó a la medida de mis necesidades, era un gran sacon ligero, de amplios bolsillos, largo pero sin llegarme a las rodillas, con unos botones grandes cuyos colores se perdían en el negro opaco de esta prenda y con unas solapas que, levantadas, funcionaban como un cuello Jorge Chavez, y el dobles de sus largas y anchas mangas guardaron algún poema (el as bajo la manga) y una que otra "ayuda memoria" muy útil durante algunos examenes.

Tenia un aspecto hippie, y caía bien en un bar entre bardos bohemios y truanes universitarios, así como en el patio de la universidad, o de improvisada frazada (de ahí su apodo) alguna madrugada después de las reuniones interminables con los complices de la universidad.

Aunque también he de decir que abusaba de el. Lo usaba todo el tiempo, diría ahora que demasiado, ya me miraban como bicho raro, vistiendolo ni bien aparecía la primera nube del otoño, en abril, hasta bien entrado octubre a media primavera, es que soy friolento decía, pero más que eso, buscaba un acurrucamiento cariñoso, un abrazo cálido, un placebo a mi soledad juvenil, era asirme a algo conocido y por ello invaluable para mi, como la mantita a Linus, como el sombrero a Napoleón.

Esas manías vivía yo, el de otorgarle valor a pequeñas cosas, a papelitos con anotaciones vagas, a aparatejos inservibles, a prendas anacrónicas, a regalos inútiles, a recuerdos que solo tenían sentido para mí...

Y me imagino que todos alguna vez pensamos asi, este es un pequeño homenaje a todos esos objetos que conmovieron algo en nosotros y a mi compañero de toda una época.


El tiempo pasó, la moda también, en algún cajón duerme mi fiel amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pasaron x aqui